Tal vez sientes que necesitas relajarte o te gustaría aprender a meditar pero ¡no tienes tiempo! Tal vez te estás planteando que necesitas tener una hora por delante para ello, un lugar cómodo y silencioso y… ¡una vida diferente! Pero siendo realistas, podemos hacer mucho sin disponer de nada de eso.
Puedes buscar momentos para pequeñas pausas en tu día a día y también aprovechar los “tiempos muertos”: mientras esperas al bus o a que alguien llegue, en un semáforo, haciendo cola en el mercado o en la sala de espera del dentista. Cada vez tenemos más la tendencia a entretenernos antes de aburrirnos; así cuando tenemos un rato sin nada que hacer, enseguida nos creamos una ocupación: sacamos el móvil, por ejemplo. Prueba, si quieres, cada vez que saques el teléfono de forma automática, a preguntarte si realmente es para algo necesario en ese momento o si puedes realmente dedicarte el siguiente minuto a ¡disfrutar de no tener que hacer nada!
Tal vez el lugar no sea el que soñaste, pero aprovechemos el que tenemos. Si sientes que la atmósfera no te ayuda a concentrarte, puedes llevar contigo un reproductor con una canción que invite a la relajación y ponerte los cascos.
Te propongo aprovechar pequeños ratitos en el día para hacer un paréntesis no sólo de la actividad física, sino también de la mental: deja todo a un lado, lo que te acaba de pasar y lo que tienes que hacer después y pon toda tu atención en la respiración… ¡así de simple!, y ¡sólo un minuto!
¿Por qué no probar? No habrás invertido mucho tiempo y seguramente reanudarás la actividad más fresc@ y despejad@ y habrá valido la pena. Tal vez este video os anime a ello: Meditación en 1 minuto.
¡Hasta pronto!
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