En esta serie de vídeos quiero hablar de algunas ideas que se han popularizado sobre la meditación y que pueden obstaculizar el camino de l@s principiantes.
Cuando trates de meditar, no intentes poner tu mente a cero o en blanco. ¿Por qué? Porque curiosamente, esa es una de las maneras en las que la mente cobra fuerza. Entonces, ¿qué hacer?
Espero que este vídeo os ayude a aclarar algo: meditar es ir más allá de la mente, no quedarse en ella.
Cuando medites, no te enfoques en los pensamientos: no converses con ellos, pero tampoco te enredes en tratar de rechazarlos o cambiarlos. ¡Esto es clave! Decide de antemano: no haré caso a los pensamientos, da igual si son positivos o negativos, da igual si son espirituales o mundanos, da igual si son muchos o pocos, da igual incluso si dejan de venir…
Una vez que tenemos claro que buscamos algo que la mente no nos puede dar, entonces dejamos de buscarlo en el sitio equivocado 😉 Ahora, ¿qué podemos hacer? Os propongo dos pequeñas prácticas. Dejadme vuestros comentarios abajo si os sirven 😉
PRÁCTICA 1
En vez de pelearte para que la mente deje de traer nuevos temas en busca de conversación, busca concentrarte en algo que no sean los pensamientos. Por ejemplo la respiración, o las sensaciones corporales, un mantra, la llama de una vela, etc. Esta es la primera aproximación a la meditación.
Puede que, haciendo eso, al cabo de un rato, notes que se abre un silencio. Llamamos comunmente silencio al tiempo en el que no hay ruido; pero este silencio es diferente, más abarcante, más omnipresente, más obvio y natural… Más que algo observable (silencio en vez de ruido), es como un hacerte consciente (al no estar «pensando», pasa a un plano más fontal para ti) el espacio en el que tú existes y todo lo que percibes (ya sea silencio o ruido) está contenido en él.
PRÁCTICA 2
Lleva tu atención al lugar desde el que eres capaz de observar. Ese «lugar» está fuera de la mente. Es a lo que llamamos nuestro Ser.
Para ello, relájate, porque no has de buscar algo complicado (demasiada intención crea tensión, dice mi maestro Mooji). Pero a la vez mantén el foco, mantén la intención, el discernimiento… Cualquier pensamiento que aparezca, ahora no es relevante para lo que estás buscando. No es que no haya pensamientos positivos y otros negativos, y otros verdaderos y otros falsos… Es que ahora ninguno de ellos es lo que estás buscando, así que todos fuera de foco.
Con las emociones o sensaciones haz lo mismo: ninguna sensación o emoción desagradable es un obstáculo para tu meditación, y ninguna sensación o experiencia agradable es en sí lo que buscamos meditando. Sin embargo, todo ello te sirve… Así que no te incomodes porque las experiencias estén ahí… Úsalas para preguntarte (y dirigir tu atención): ¿qué en mí es consciente de ellas?, ¿desde dónde noto cualquiera de estas percepciones?, ¿cuál es el origen de mi percibir? (no del percibir sensorial, sino de la capacidad de percibir).
Recuerda hacerlo relajada e intuitivamente. Si llevas esas preguntas a la mente, estarás pensando otra vez.
Espero que estas reflexiones y pequeñas prácticas te hayan servido. Acuérdate de dejar tus comentarios aquí abajo.
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