No lo podemos negar, todas pasamos por momentos difíciles. Incluso quienes a menudo son vistas por «quienes tienen todo bajo control», «esa persona que siempre está ahí», «a la que puedo acudir a buscar consejo o una sonrisa amable», también pasan por retos. Y, tal vez la diferencia, es que no se dejan abrumar tanto por ellos.
Precisamente cuando nos abrimos a expandir nuestro potencial, a rendir nuestro ego, a seguir nuestra intuición, a vivir de acuerdo a lo que somos… es cuando una mayor batalla se despliega. Todas las tendencias, internas y externas, que nos llevaban por «el viejo camino» parecen salir con más fuerza ahora. ¿Por qué? Bueno, porque has decidido romper con esa inercia y es tu libertad y derecho hacerlo, pero hasta ahora no habías visto cuántas «cuerdas invisibles» te hacían comportarte así.

Eso no es una señal de que vamos por un mal camino, al revés, estamos empezando a ver lo que podemos soltar, que antes era incuestionable, invisible. A pesar de ser una buena noticia, la sensación a veces es dura, abrumadora. Así que tómalo con mucho amor, paciencia y ¡no te rindas! Lo mejor es estar preparada para este momento, porque antes de cada gran paso hay un instante de duda. Dicen que «el momento más oscuro es antes del amanecer«.
Bentinho Massaro habla del proceso de 3 días o de 3 etapas: La primera es cuando visualizas tu potencial, tu «ser mayor», el segundo momento será cuando todas las dudas internas (miedos, inseguridades, pereza, no puedo, no valgo, quién soy yo para conseguir esto…) y externas (dónde crees que vas, la vida es dura, pero qué dices, no tienes dinero, se estropea de repente un electrodoméstico, se pone enfermo alguien de la familia…) se ponen de manifiesto. Es un momento de aclarar si ese impulso es genuino y estamos preparadas para afrontarlo.
Es buena idea tomar esta etapa con ganas de ver y limpiar esos patrones que nos mantienen con baja vibración, observarlos, revisar internamente y volver a responder a ellos desde una nueva posición que no corresponde a nuestra inercia. Esta etapa es crucial y es como conseguiremos materializar nuestras metas y estar a la altura de ellas. No conseguirlas «casualmente», sino atraerlas porque nuestra vibración solo puede atraer algo similar. La tercera etapa, por supuesto, es conseguir el «avance».
Empoderarnos es, por tanto, algo que resulta de sanar nuestras heridas, esos huecos por donde parece que se nos va la energía. Los aparentes obstáculos externos son oportunidades para ver nuestras dudas y miedos, como un espejo. Por que, ¿a caso dudas ante una acusación que no te toca en lo más mínimo?
Vamos despacito, que el camino es largo, y con mucho amor. La impaciencia y la autoexigencia son a menudo fruto del ego. Pero el fuego interior te guía, y no dejes de seguir su llamado en estos momentos de «dificultad». La recompensa es tuya y está a la vuelta de esa esquina. En realidad aquí y ahora, justo debajo de esa capa de miedo y dudas que no te has atrevido a mirar, hasta ahora.
Os dejo un ejercicio: Cuando las emociones intensas te sobrepasan, tomate un respiro. Dales un espacio, en vez de luchar contra ellas, acéptalas. No trates de justificarlas ni tampoco de cambiarlas. Está bien así como está. No te cuentes historias sobre ellas, solo déjalas expresarse en un ambiente de seguridad, y no hagas nada. Siéntate a solas. Escribe o dibuja en un papel cómo se siente. Puedes imaginar que son una pequeña niña asustada, enfadada o vulnerable… (escribe lo que esa niña diría, y cómo se siente. Y dibújate tú a su lado, sosteniéndole, pregúntale qué quiere, y después qué necesita. Luego respóndele con un abrazo, o dándole la mano, o una caricia o frases de tranquilidad y protección.)

¿Te ha servido? ¡Deja tus comentarios!
Y sigamos en contacto a través del boletín, de redes sociales, clases presenciales o sesiones por Zoom o los próximos retiros y seminarios de Escucha Profunda, donde abordamos temas como el de post y mucho más. ¿Quieres saber más?
1 comentario en “¿Qué hacer con las emociones difíciles? Nos empoderamos”